Hablar de vacaciones en Toscana significa también hablar de la cocina tradicional toscana. “Crostini con il lardo di Colonnata” (pan tostado con el lardo de Colonnata), "minestra di pane" (sopa de pan), “bistecca alla fiorentina” (bistec a la florentina) “schiacciata con l’uva” (fugaza muy delgada cocida al horno con uva), “biscotti di Prato con il vinsanto” (galletas de Prato con almendras, remojadas en vinsanto). Todo, acompañado por un “Brunello” (vino tinto) de Montalcino u otro de los óptimos vinos producidos en el territorio. Sin olvidar, cuando se requiere, un hilo de aceite extra virgen de oliva para condimentar.
Así podremos participar en la vendimia o al triturado de las aceitunas. A la cosecha de las hortalizas cultivadas en la tenencia de la villa. Al cuidado de los caballos presentes en las caballerizas o de los otros animales que las fincas toscanas hospedan. En pocas palabras, vivir unas vacaciones en Toscana diferente a todas aquellas de las que hemos escuchado hablar hasta hoy, a nuestros parientes y amigos. Unas vacaciones a estrecho contacto con la naturaleza y sus ritmos lentos.
Segundo, podemos disfrutar de románticas cenas a la luz de candelas, al borde del agua. La “locación” ideal para festejar o recordar los momentos más importantes de nuestra vida y la de aquella de quienes nos rodean.
Finalmente, podemos cuidar de nuestro cuerpo, también durante el periodo de vacaciones. Un poco de natación cada día y un poco de trekking en la ciudad, entre bellezas artísticas y arquitectónicas, o subiendo y bajando las dulces colinas toscanas, nos permitirán regresar de las vacaciones más en forma que nunca.