La campiña toscana es, sin duda, uno de los lugares más fascinantes del mundo. No sólo lo testimonian, simplemente, los tantos turistas que año tras año, tras la estela de películas y novelas, deciden pasar sus vacaciones aquí, sino también la Unesco que, entre muchas otras cosas, ha añadido a Val d’Orcia como uno de los bienes patrimonio de la humanidad.
En estas estructuras, dotadas de todo el confort moderno, pero que han conservado el propio estilo rústico, podemos transcurrir una estadía de una o más semanas, en busca de la privacidad, del relax y del contacto con la naturaleza.
Los propietarios de las villas vacacionales en Toscana , después de habernos acogido, estarán siempre a nuestra disposición para informaciones y sugerencias, pero nos dejarán (a diferencia de lo que sucede en un hotel o en ciertos agroturismos) la más completa autonomía en la organización de los horarios de nuestras jornadas.
Además, las casas rurales toscanas están circundadas de amplios espacios verdes, donde podemos cocinar una suculenta parrillada a base de bistec “a la florentina” y “rosticciana” (asado), jugar al futbol con los amigos o los hijos, divertirnos con nuestros compañeros a cuatro patas (muchísimas estructuras los aceptan) y, si es verano, tomar el sol… quizás al borde de una hermosa piscina.