Corso Italia y la plaza de la Badia, callejón del Orto (huerto) y claustro Petrarca. Pero, sobre todo, Plaza Grande. Es en este sugestivo escenario, entre los palacios de origen patricio y los apartamentos de la parte alta de Arezzo, que se desarrolla, cada primer domingo del mes y el sábado precedente – la tradicional Feria de las Antigüedades .

Una cita que se produce sin interrupción desde 1968, año de la primera edición, y que congrega en Arezzo millares entre apasionados del arte, turistas, pequeños y grandes coleccionistas .

Fuertemente deseada por el anticuario Ivan Bruschi (a propósito, amerita una visita también su casa museo, que se encuentra en el interior del Palacio del Capitán del Pueblo (siglo IV), justo sobre el Corso Italia ), la Feria puede jactarse hoy en día de albergar a más de 500 expositores, a los cuales se añanden centenares de negocios de antigüedades ciudadanos.

Merodeando por sus puestos podemos encontrar libros raros , impresiones antiguas, fósiles, alfombras preciosas , mobiliario restaurado, etc. En fin, sabrosas ocasiones también, para quien se encuentra pasando unas vacaciones en la Toscana y quiere sorprender, no con los acostumbrados suvenires, a sus amigos y parientes.

Un consejo: los mejores negocios se realizan antes de la apertura oficial de la Feria, cuando todavía los expositores se encuentran acomodando su mercadería sobre sus mesas. Es este el momento ideal para iniciar las negociaciones que luego serán cerradas con un apretón de manos y adquisición del objeto del día domingo.

Entonces, antes de regresar a nuestra villa vacacional en Arezzo, o antes de sentarnos a la mesa de uno de los restaurantes típicos del centro histórico, acerquémonos a hacer un poco de charla con los expositores.