Los acontecimientos históricos de la Maremma del Medioevo, desde la caída de Roma (476 d.C.) hasta el Renacimiento, están ligados a algunos grandes nombres. Primeros de todos, los Aldobrandeschi, familia de origen longobardo que en el Medioevo dominó importantes feudos en toda la zona, en especial Santa Fiora y Sovana.

El Condado de Sovana pasa luego a manos de la familia Orsini en el XIII siglo que traslada el centro de control territorial a Pitigliano. Mientras el Condado de Santa Fiora pasa a los Sforza. Hasta los inicios del XII siglo, el control y la explotación económica del área está principalmente en las manos de Pisa. Sin embargo, con la era municipal y el abandono definitivo de los centros etruscos, la influencia de Siena se expande fuertemente.

Del 1000 al 1300 asistimos al así llamado proceso de “encastillamiento”: son construidas la mayor parte de aquellas fortalezas, pequeños poblados fortificados y castillos que hasta hoy caracterizan el paisaje de las colinas de la Maremma. ¡Y que, absolutamente, merecen una visita! No tendrán más que elegir: Montemerano encerrado en sus murallas fortificadas, Capalbio con la “Fortaleza aldobrandesca”, Manciano con sus bellas iglesias, Magliano en Toscana con sus prestigiosas murallas y la puerta de Pereta, Pitigliano con el Palacio Orsini y el acueducto, y muchísimos más... Paseando por estos bellos poblados medioevales le parecerá regresar en el tiempo para revivir la historia como protagonistas.

Entre los castillos más importantes podrán también visitar Sassoforte, Belagaio, Montemassi, Monte Lattaia, Roccatederighi, Pagánico, Arcidosso, Porrona, Monte Antico, Triana, Montepò y Scarlino... ¡pero la lista sería larguísima! Muchos de estos castillos conservan en su interior importantísimas obras de arte que se remontan principalmente al período del Medioevo tardío y renacentista.

En el 1500 las costas pasan bajo el control de los Españoles que, para protegerse de los Turcos Otomanos, establecen los así llamados “Presidi” fortificados de Orbetello, Argentario, Talamone y Piombino. También estas imponentes fortalezas, desplomadas en el mar, ¡están muy bien conservadas y visitables!