Es el evento conclusivo, y también el más esperado, de la antigua Feria de Prato.

El Cortejo Histórico es una tradición que se repite cada 8 de septiembre desde el XIII siglo, cuando todavía Prato era una República. Participan 600 figurantes con ropajes de época y provenientes de toda Italia.

Bandereros y músicos, halconeros y arqueros, damas y caballeros desfilan por las calles y las plazas del centro histórico hasta llegar a la catedral de Santo Stefano, el Duomo de la ciudad. Es aquí, en efecto que, por la penúltima vez, en el curso del año solar, se muestra al público la "Sacra Cintola" (o "Sagrado Cíngulo"). La reliquia, una tira de tela verde con hilos color oro, con poco menos de un metro de longitud, según la historia que la acompaña, fue donada a Santo Tomás Apóstol por la Virgen María, al momento de Su Asunción al cielo. Quien la llevó hasta Prato hace novecientos años, sería el comerciante Michele Dagomari, que después de haberla custodiado toda la vida, al momento de morir, se la habría donado a la iglesia de Santo Stefano.

Obviamente la celebración de este evento inicia ya en la mañana del 8 de septiembre (en el pasado las exhibiciones eran más de una y podían repetirse al día siguiente). Las plazas de la ciudad son animadas por actores que después, en la tarde, formarán parte del Cortejo.

Y así, paseando por Prato nos parecerá realizar un viaje en el tiempo, catapultados a una época en la cual los poblados medievales eran protegidos por potentes muros y por los tan buscados agroturismos en Toscana, simples casas campesinas.

Sin olvidar que... después del Cortejo y de la exhibición, como buenos turistas, siempre mirando hacia arriba: nos esperan los ¡fuegos artificiales!